En su texto El método psicoanalítico (1903), Freud explica las razones por las cuales se distanció de Breuer y de la hipnosis, optando por la asociación libre y el desarrollo del psicoanálisis. Señala que no todos los pacientes son susceptibles de ser hipnotizados, y que los resultados de la hipnosis son generalmente temporales. Además, observa que la hipnosis limita la autonomía del paciente, quien adopta una postura pasiva y queda expuesto a las sugerencias del terapeuta sin lograr una comprensión consciente de sus propios conflictos internos. En otras palabras, la hipnosis produce un estado de sugestión en el cual el paciente acepta creencias, ideas o comportamientos inducidos por el hipnotizador.

En cambio, a través de la técnica de la asociación libre, el paciente tiene la oportunidad de reconocer aquellos “pensamientos involuntarios”, que suelen experimentarse como perturbadores. La técnica consiste en que el paciente exprese todo lo que le pase por la mente, sin censura, incluso si parece irrelevante o inapropiado. Freud insiste en que el paciente no debe omitir ningún pensamiento u ocurrencia, por vergonzosos o dolorosos que estos puedan parecer. 

Escuchando atentamente el discurso del paciente, el analista puede acceder a lo inconsciente, aquello que ha sido reprimido y ocultado de la conciencia debido al displacer que genera en el sujeto. De esta forma, el paciente puede hacer consciente lo inconsciente. Por lo que el psicoanálisis, apunta a lo subjetivo y propio que cada quien porta. Más adelante, Freud observaría que hay ciertos contenidos inconscientes a los cuales, sin embargo, nunca se podrá acceder.